lunes, 14 de diciembre de 2009

16 going on 30

Se han cumplido ya 6 meses de que este blog tocó el aire del universo digital. Seis meses y treinta entradas después, este blog se nutrió de la cooperación entre un grupo de mujeres con intereses comunes y visiones diferentes, y creció y existió gracias a esas mujeres que me hicieron el honor de participar en la idea que nació de una tarde de ocio, como muchas que hubo en Buenos Aires (ideas y tardes de ocio por igual).
No te asustes si al leer, encuentras en las palabras algo del color de una despedida. Creo en la evolución y en el cambio. Creo en la dinámica de los espacios a través del tiempo. Y es ese credo el que, 16 entradas después, me hace pensar que es momento de evolucionar este blog.

Poco a poco los intereses de algunas de mis queridísimas colegas, las han llevado por otros caminos, algunos más románticos, otros más introspectivos y algunos otros tan mundanos como este blog. Y poco a poco, este blog se volvió un monólogo.

Y no che, no tengo nada contra los monólogos. Al contrario, me encantan y, precisamente por ello, creo que ha llegado el momento de evolucionar. Buscar otros espacios para seguir vomitando con ustedes los retorcimientos del alma. No me despido, por que sé que siempre tendré esta misma necesidad de poner por escrito aquello que de otra forma no logra salir de mi. Ya encontraré un espacio para invitarlos, a que ustedes lo hagan un diálogo, como lo hicieron con sus comentarios durante la mitad de un año en este espacio.

Ha sido un lindo viaje, pero quedan aún mas dimensiones por explorar. Nos vemos en el siguiente blog.


Quierounmaridoquememantenga cierra hoy, casi con el año que lo vió nacer. Espero encontrarte al abrir la siguiente puerta. Gracias mil. No te vayas de mi.






martes, 8 de diciembre de 2009

Soñar contigo

Fué abrir los ojos del recuerdo y darme cuenta de lo mucho que te miré y te sentí sin sentirlo. Después de nisiquierasécuántosdías apareces envuelto en visiones nocturnas, pero te distingues de ellas por la claridad de tu definición.
Tu risa es tan clara... todas tus risas lo son: La corta, la de compromiso, la ahogada, la abierta; todas con un sonido distinto, cada una que sale de una sonrisa diferente que no es otra que la tuya, pero que se modifica sutilmente de acuerdo a la ocasión.
No sé de qué hablas, pero no puedo dejar de escuchar tu voz. Es tan clara y tan tuya... Es tan extraño que la recuerde tan así... tan tú. Es tan tú como tus dimensiones. Tu ropa y tus detalles. Tu mirada y tus manos. Tu casi fingido rubor ante un elogio bien merecido. Tanta exactitud y tanto detalle me impulsan a decírtelo así, sin pudor, abierta, públicamente y por escrito lo siguiente:






SAL DE MI CABEZA!!!!

martes, 1 de diciembre de 2009

Dicen las que saben

Dicen quienes lo saben, por que ya pasaron por ahí, que tener un hijo es el mejor regalo que la vida te puede dar. Dicen que la vida cambia, tus perspectivas, tus ambiciones, tus prioridades, tus horarios y hasta tu vida social. Dicen que sólo entonces comprendes las verdaderas dimensiones de palabras como "amor", "dolor"... "miedo" o "sonrisa".
La vida se las arregló (o me las arreglé yo, andá a saber!) para que yo no tuviera la fortuna de aprender eso de primera mano. Debe ser que no fui tan buena niña, pero a mi no me tocó ese regalo. Al menos no aún, aunque mis expectativas de recibirlo se aproximan peligrosamente a cero.

Consciente de que es difícil que yo tenga un hijo pronto, no dejo de apreciar que tengo la fortuna de estar rodeada de madres y, siempre que puedo, trato de alimentarme con su la sabiduría que cada una de ellas va adquiriendo a lo largo de su vida. Pero no puedo evitar sentir que es como darle el golpe al humo del cigarro que alguien está fumando por ahi cerca.. como fumar de prestado. A estas alturas y cerca de la maravillosa edad que me hará sentirme parte de esa cursi y gastada canción de Arjona, me pregunto si todas las decisiones de mi vida han sido acertadas... si no sería lindo prender mi propio cigarrillo y vivir y morir la experiencia de cambiar mi vida.

No es una cuestión de buscar una razón de arrepentimiento, sino un claro ejercicio de ubicarme en mi entorno presente, evaluar mis experiencias anteriores y replantear lo que quiero en adelante. A mis 25, cuando me casé, estaba segura de que ser madre no era para mi.Ni mi tempreamento ni mi inquietud constante eran un cuadro ideal para darle vida a un ser humano más. Pero claramente tenía 25 años. Inmadura, insegura, y casada con el personaje equivocado; me parece que el destino fue muy acertado al coincidir conmigo en que no era el momento.

Pero... y después? Mucho trabajo, progreso profesional, cambios, fusiones, crecimientos... mucho de la ejecutiva, mucho crecimiento interior tambien... pero al parecer no el suficiente.


Luego el desarraigo, la maestría, el rejuvenecimiento inesperado... el regreso. La aplastadora realidad de vivir en una ciudad cara con un presupuesto muy limitado. En papel, definitivamente tampoco pareciera ser el momento ideal... pero Arjona sostiene que es momento de ponerle vida a mis años... y cuando pienso en esa frase, me doy cuenta de el anhelo escondido, reprimido y agachado que mi alma me susurra en cada instante de silencio...

Dicen las que saben que la llegada de un hijo siempre se da en el momento en que debe darse. Nunca antes, nunca después....

Yo no lo sé... nunca me fumé el cigarrillo de primera mano.