martes, 11 de agosto de 2009

Definitivamente no buscamos lo mismo

Cuando tenía edad de preescolar, me gustaba jugar con las muñecas a “la mamá y el papá”. Mientras que los nenes de mí salita de jardín, parecían disfrutar más con los autitos y las carreras de velocidad. Dada esta circunstancia, ¿Por qué me sorprendo hoy al ver que las mujeres queremos formar una familia, y los hombres cambiar el coche o ver fórmula 1 en la tele?
No debería de extrañar a nadie entonces esta circunstancia. Podemos echarle la culpa a nuestra educación? Al temible mandato social? Quien se hace cargo de esto que tantos problemas y desencuentros genera? Fruto de una charla reciente que tuve con un amigo (hombre, bien hombre!) sobre este tema, el me decía que no es así como yo lo expongo, por que según él, hoy las mujeres “jugamos a la par de ellos”. Mucho tiene que ver, la independencia económica que hemos sabido conseguir, de hecho, hoy somos capaces hasta de verter frases del tipo “si no te gusta te vas” (y en esto tiene razón…)
Pero para mí no es del todo cierto. Y les explico en que me apoyo, para opinar así, estamos “formados” de distinto modo. Segmentados, por género. Nos dan el rosa, a los hombres el azul, nos tienen que abrir la puerta (en el mejor de los casos) y hasta cedernos el asiento!! Y específicamente en temas de parejas, no es extraño ver como ante un conflicto, una mujer expone sus sentimientos en la mesa y es capaz hasta de sentir frío por desnudar el alma, mientras que los hombres ante la misma situación, se contraen, se llaman a silencio, y dejan elegantemente que pase la ola, con el justificativo de “no me gusta confrontar”. Y como no va a ser así, si de chico al hombre le decían “llorar es de maricones, vos tenes que ser un macho”, (o lo que es peor) “eso es cosa de nenas” y si!! Exponer los sentimientos indefectiblemente, es y será cosa de nenas!!
Ya sea que busquemos el amor, o un marido que nos mantenga (mucha suerte sería reunir los dos en uno), este que acabo de mencionar, creo que es un detalle no menor a tener en cuenta. Nada es imposible, claro está y hasta “Jack, el destripador” puede redimirse, pero si te ocurre que esperabas su respuesta o su llamado y no llego de la forma que querías, no lo juzgues, pensá en lo que te acabo de decir y enseñale a quererte.

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